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Capítulo 14: La lluvia de naipes


"Alicia" Para niños
Cuento infantil
Escrito por:
Lewis Carroll

¡CIELOS, vaya! ¿Qué es esto? ¿Qué le ocurre a Alicia?

Bueno, yo te lo voy a contar lo mejor que pueda. El juicio terminó de la siguiente forma. El Rey quería que el Jurado decidiera si el Paje de Corazones era culpable o inocente, es decir, que tenían que decidir si era él el que había robado los pasteles, o si en realidad se los había llevado otra persona. Pero la pérfida Reina quería que lo primero de todo decidieran cómo le iban a castigar. Eso no está nada bien, ¿verdad? Porque claro, si resultaba que no había robado los pasteles, entonces no había porqué castigarle. ¿A ti te gustaría que te castigaran por una cosa que no habías hecho?

Entonces, Alicia dijo: «¡Qué estupideces!» Y la Reina dijo: «¡Que le corten la cabeza!» (Que es lo mismo que decía siempre que se enfadaba.)

Y Alicia dijo: «¿Quién os va a tomar en serio? ¡No sois más que los naipes de una baraja!»

Con lo cual todos se enfadaron muchísimo y saltaron por los aires, y cayeron sobre Alicia igual que un chaparrón.

Creo que lo que pasó a continuación no te lo imaginarías jamás. Y fue que Alicia se despertó, y terminó su extrano sueño. Y descubrió que los naipes no eran más que unas hojas del arbol que el viento había hecho caer sobre su cara.

¿Verdad que sería precioso tener un sueño extraño, igual que Alicia?

El mejor plan es éste. Primero, te tumbas a la sombra de un árbol y esperas a que pase corriendo un Conejo Blanco, con un reloj en la mano: después, cierras los ojos, y piensas que eres la encantadora Alicia.
Adiós, querida Alicia, adiós.



FIN

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